Opinión
El cliente siempre tiene la razón…y una leche !!!
El cliente siempre tiene la razón…
Al “Dalai” que acuñó esa frase, me gustaría encontrármelo algún día.

Al “Dalai” que acuñó esa frase, me gustaría encontrármelo algún día.
Cuánto daño ha hecho. Cuantas horas perdidas y cuantos sinsabores nos ha proporcionado a las empresas la dichosa frasecita.
Disculpad que desahogue mis instintos, pero una cosa es que nuestro cliente sea el Rey y otra muy distinta, que cualquiera se merezca ser nuestro cliente.
Aprovechando el final del año, he decido hacer limpieza. Esta vez no de papeles (que también lo necesito), sino de clientes.
Sí, sí, como lo oyes. Me he propuesto quitarme toda la grasa para incorporar músculo a mi actividad profesional.
Para ello, he seleccionado diferentes tipos de clientes tóxicos que voy a eliminar literalmente de mi cartera y sobre todo de mi agenda.
Espero que no te caigan ahora a ti. Por temas de confidencialidad no puedo darte sus nombres, por lo que utilizaré “apelativos cariñosos” y las frases que más repiten, para que al menos puedas tenerlos identificados.
El cliente – Bla-Bla man
“… Y entonces va y le dice: No hija No … ¿Por cierto, me habías preguntado por el presupuesto que tenía para gastar en este viaje, verdad?. Bueno, si eso ya quedamos otro día con más calma y lo vemos. Oye, una cosa, ¿ Y tú te comes los yogures caducaos?
El cliente- Manager:
“Hazme caso, ya ganaras dinero con otros. Si es que me tendrías que pagar tú a mí. ¿Sabes la publicidad que te estoy haciendo?. Te van a llover las reservas cuando sepan que me tienes como cliente.”
El cliente – Isi:
“¿Y si lo pintas de azul?, ¿Y si lo ajustas un poco?, ¿Y si ahora lo subimos?, ¿Y si ahora lo bajamos?…
Al final no te voy a comprar, pero anda que no te he ayudado a mejorar el producto ¿verdad?. No, no hace falta que me des las gracias.”
El cliente – Nefastitis:
“Si es que lo quiero hacer, pero es que esta semana la he tenido un poco complicadilla: Mi socio capitalista se ha ido con mi mujer. Hacienda me ha embargado hasta los ceniceros y encima he invertido todo el líquido de la empresa, en las preferentes de un banco…”
El increíble hombre cambiante:
“Ya sé que te dije ayer que si, pero hoy no lo veo. Aunque, analizándolo fríamente, sí que me gusta. Decididamente, no es lo más conveniente para nosotros ahora mismo. Tú me entiendes, ¿verdad?
El cliente – Dr. No:
“No me gusta el color, no me gusta el contenido, no me gusta la presentación, no lo necesito, no es innovador… ¡¡ Pero no te vayas hombre!!, ¿no me vas a hacer una nueva propuesta?”
El cliente – Bob Esponja:
¡Ah! ¿Entonces este es el precio por viajero y no por el vuelo entero?. Espero que no te pongan problemas para devolver ahora los 218 pasajes de avión. Aunque los americanos suelen ser majetes y lo comprenderán, ¿verdad?
El cliente – Conde:
“No, yo no soy el CEO, es que me gusta vestir bien. ¡¡ Por supuesto !! que sirve el que me hayas hecho 3 presentaciones y modificado 5 veces el presupuesto.
Ahora se lo tengo que pasar a mi superior, que es el que pone los cafés. Ya te llamaré para que le hagas a él también la exposición.” Oye te estás poniendo rojo, ¿estás bien?
El cliente – Trivial:
¿Cuánto margen cargáis en el sector?, ¿Qué formación debes tener para dedicarte a esto?, ¿Cuántas horas trabajas al día?, ¿viajas mucho?, ¿Quién es tú competencia?, ¿Cuál es la raíz cuadrada de 26.128?….”
No me extiendo más, pero os aseguro que aún me quedan unos cuantos.
Tras acabar con la selección de empresas “non gratas”, he realizado un ejercicio lógico, antes de llevar a cabo la desconexión con estos clientes.
Te describo los resultados, porque realmente me han sorprendido:
Volumen de ventas que dejaré de ingresar: – 2,93%
Tiempo extra obtenido: + 26,32%
Cajas de Almax Forte: – 8 (de 20 comprimidos)
No vivimos de coleccionar clientes, sino de ofrecer un trato profesional, a aquellos que nos permiten generar ingresos y valoren nuestra labor.
Como dice mi padre: “¿Quién dijo miedo?, habiendo hospitales”.
Atrévete a volcar tus esfuerzos en aquellas organizaciones que sepan y quieran valorarte, tanto a ti, como al producto o servicio que representas.
Te deseamos un feliz y eficiente día.